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sábado, 15 de mayo de 2021

RESULTADOS DE LA III FASE DEL CONCURSO RELATOS ENCADENADOS DE RADIOEDU

 Carmen Estévez vuelve a ser noticia, de nuevo ha sido la ganadora en la tercera fase de los relatos encadenados de Radioedu, por lo que pasa a la final por segunda vez. Esto no es todo porque dos alumnas de 1º Bachillerato, Nerea Matos y María Gracia Torrescusa, han sido la ganadora y finalista respectivamente en la categoría de Bachillerato. Nuestra más sincera enhorabuena.

ATRAPADA

Por un instante el payaso sonrió a pesar de que la veía sufrir. La encontró en unos matorrales mientras paseaba y se apartó para no molestar. Aunque sintió deseos de ayudarla sabía que tenía que liberarse sola, eso la haría fuerte. La escena era dura pero ella no iba a ser la primera ni la última, cada cual tiene que enfrentarse a su destino.

Y por fin, por y la vio alejarse. Él volvió a sonreír y se apartó de aquellos matorrales con una imagen en su mente, la de aquella crisálida convirtiéndose en mariposa.

JURAMENTO

Por un instante el payaso sonrió y su mirada se llenó de orgullo y esperanza. Después de muchos meses sin escuchar las carcajadas desconocidas, al fin retumbaban en sus oídos. Gracias a eso, en su mesa habría un plato de comida caliente cada día para él y su familia. Miró a las gradas y en ese mismo instante, gotas comenzaron a caer de sus ojos. Allí estaba toda esa gente, permitiéndose ser un poco más feliz por una horas que podían parecer minutos. Deambuló por aquella carpa llena de vida y de artefactos extraños hasta que vio a lo lejos un gran espejo. Miró su reflejo y, justo en ese momento, se juró que algún día sería como su padre. Jamás se avergonzaría de reparar corazones con sonrisas. 

FALSA ILUSIÓN

Por un instante el payaso sonrió , era como si se hubiera parado el tiempo al observar aquello. Notaba el aire en su cara y no podía dejar de sonreír por ninguna circunstancia. Se sentía la persona más feliz en aquel momento. Decidió acercarse despacio, sin hacer ruido, evitando pisar las hojas para que no sonaran y nadie pudiera darse cuenta de que él estaba allí. En aquel instante no pudo evitar llorar más y más tras ver aquello. Su piel se puso pálida y comenzó a temblar. La pulsera había desaparecido.